El
organismo necesita recibir glucosa a través de los alimentos para
absorberla durante la digestión para convertirla en forma de energía
útil por las células. Una vez absorbida, circulará por la sangre y se
distribuirá por todo el cuerpo. Esto solamente ocurre bajo los efectos
de la insulina, una hormona secretada por el páncreas.
La enfermedad más común del páncreas
es la diabetes, que es un trastorno del metabolismo de la glucosa cuya
característica principal es la presentar un nivel elevado de glucosa en
sangre (hiperglicemia). El páncreas es el encargado de producir una
hormona llamada insulina cuya función es la de regular
el azúcar en la sangre. En ocasiones esta producción es escasa o existe
una resistencia a la insulina, entonces se produce l
a diabetes, dando lugar a una acumulación de azúcar en la sangre que puede ocasionar a medio y largo plazo graves problemas para nuestra salud, la ceguera, insuficiencia renal, daño en los nervios, lesiones en venas y arterias, son las lesiones más comunes causadas por ella.
a diabetes, dando lugar a una acumulación de azúcar en la sangre que puede ocasionar a medio y largo plazo graves problemas para nuestra salud, la ceguera, insuficiencia renal, daño en los nervios, lesiones en venas y arterias, son las lesiones más comunes causadas por ella.
Existen
diferentes tipos de diabetes; la OMS solo reconoce las 3 primeras, pero
la Asociación Americana de Diabetes, estable una cuarta. De cualquier
forma, quedan clasificadas de la siguiente forma:
1.-
Diabetes Mellitus Tipo I: Es de carácter autoinmune y comienza
generalmente, en personas jóvenes, aunque puede darse en cualquier etapa
de la vida. Se caracteriza por la nula producción de insulina, debida a
la destrucción autoinmune de las células β de los Islotes de Langerhans
del páncreas mediadas por las células T. Suele ser diagnosticada antes
de los 30 años y afecta a cerca de 4,9 millones de personas.
2.-
Diabetes Mellitus Tipo II: Se caracteriza por una deficiente producción
de insulina y la resistencia a la misma, debido a que los receptores de
células que s encargan de facilitar la entrada de la glucosa a la propia
célula, están dañados. En general, se desarrolla en etapas adultas de
la vida y su aparición suele estar relacionada con la obesidad, el uso
prolongado de corticoides y la hemocromatosis (enfermedad que afecta al
metabolismo del hierro) no tratada. Este tipo de diabetes representa
entre el 80% y el 90% de todos los diabéticos.
3.- La
Diabetes Mellitus Gestacional: El embarazo constituye un esfuerzo
metabólico para el cuerpo de la madre, ya que el bebé utiliza sus
órganos para obtener energía, oxígeno y eliminar desechos. Por esta
razón, la mujer embarazada tiene una mayor posibilidad de presentar una
deficiencia de la hormona que permite que el azúcar o glucosa sea
empleada por las células (insulina). Este tipo de diabetes aparece entre
el 1% y el 14% de las embarazadas, generalmente entre la semana 24 y 28
del embarazo. En ocasiones puede persistir después del parto y e asocia
a un incremento en los trastornos de la madre como hipertensión
arterial, infecciones vaginales, infecciones urinarias, parto prematuro y
cesárea.
4.- Otros tipos de Diabetes Mellitus: Representan menos del 5% de los casos diagnosticados. Estos otros tipos serían:
Tipo 3 A: Defecto genético en las células beta.
Tipo 3 B: Resistencia a la insulina determinada genéticamente.
Tipo 3 C: Enfermedades del páncreas.
Tipo 3 D: Causada por defectos hormonales.
Tipo 3 E: Causada por compuestos químicos o fármacos.
Causas y Factores a tener en cuenta:
Obesidad.
Vida sedentaria.
Desnutricón
Embarazo.
Herencia.
Abuso continuado de medicamentos.
Enfermedades pancreáticas.
Defectos genéticos en las células beta.
Síntomas más frecuentes:
Piliuria: Exceso de orina.
Polidipsia: Sed anormal.
Polifagia: Aumento anormal de la necesidad de comer.
Pérdida de peso.
Fatiga y cansancio.
Cambios en la agudeza visual.
Vaginitis en las mujeres.
Balinitis en los hombres: Inflamación en el glande del pene.
Aparición de glucosa en la orina.
Ausencia de menstruación en las mujeres.
Impotencia en los hombres.
Dolor abdominal.
Hormigueo en las extremidades, manos, pies.
Úlceras dérmicas.
Resistencia a la cicatrización de las heridas.
Debilidad.
Irritabilidad y cambios de humor.
Náuseas y vómitos.
Halitosis.
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